Lo que mejor recordaba era su perfume.
El que guardaba en el baño.
Aquel frasco lila brillante de aroma dulce e intenso.
Solía ponerse un poco en las muñecas que luego se frotaba en el cuello y, si tocaba falda, también en los talones.
A él le parecía hermoso.
El aroma impregnaba la habitación alrededor de su persona, y él soñaba con tenerla cerca, muy cerca.
El momento en que ella se inclinase para besarlo.
Siempre en la boca.
Siempre tan levemente, tanto...
Que a veces se preguntaba si el beso era real...
O no...