miércoles, 14 de abril de 2010

PAUL



Esa mañana la joven había dado a luz a su hijo Paul, un bebé excepcionalmente hermoso de 3,600 Kg. Sus ojos grandes y vivaces eran el rasgo princpal en el que reparaban aquellos que le veían por vez primera, a diferencia de los ojos nublados de la mayoría de los recién nacidos, los suyos eran de un azul penetrante y asombroso.

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